Comentario al Evangelio del domingo, 18 de febrero de 2018

      El primer domingo de Cuaresma, la Iglesia nos invita desde hace muchos siglos a meditar en las tentaciones de Jesús. Y ahí esta el relato de las tentaciones en la versión de Marcos, la más breve de todos los evangelios. Pero lo más interesante es subrayar que la idea central de las lecturas de este día no son las tentaciones de Jesús y, en consecuencia, nuestras propias tentaciones. La idea central es más bien la de la Alianza de Dios con la humanidad. 

      La primera lectura nos recuerda la historia de Noé. Ya ha tenido lugar el diluvio. La historia del mundo está a punto de comenzar de nuevo. Y Dios quiere que el primer acto de esa nueva etapa sea la firma de una Alianza entre Dios y la humanidad en pleno. No se habla de ningún pueblo en concreto. Es la humanidad la que se encuentra directamente con Dios. No se hace distinción de razas ni de pueblos, no hay idiomas ni fronteras. Dios se acerca y hace la oferta de una Alianza definitiva y para siempre. Con los que están vivos en ese momento y con sus descendientes. Casi podríamos decir que es una Alianza con toda la creación, ya que la lectura dice expresamente que es una Alianza con todos los seres vivos. 

      La Alianza tiene un contenido claro: “ningún ser vivo volverá a ser exterminado por las aguas del diluvio”. Dicho en otras palabras, Dios se compromete con la vida y a favor de la vida. Habrá una señal de esa Alianza. Será el arco iris que podemos ver de vez en cuando en el cielo después de las tormentas. El arco iris no es más que un signo de la belleza de la creación. Toda la creación, toda la vida, se convierte ahora en signo de la Alianza, porque toda ella es creada, cuidada y amada por Dios. 

      La Alianza se renueva en el Evangelio. En él Jesús anuncia la presencia del Reino de Dios. Ya llega. Ya está cerca. El Reino es la nueva Alianza, la plenitud de aquella primera Alianza firmada por Moisés. La plenitud de todas las Alianzas. El nuevo signo será el mismo Jesús, el Hijo, el que murió por darnos la vida e inauguró con su resurrección la nueva vida para todos. Una vida en plenitud. 

      Al comenzar la Cuaresma, nos encontramos con Dios como el que hace una Alianza con nosotros. Nos invita a participar en la vida. Nos invita a abandonar los caminos de muerte. Nos invita a convertirnos, a creer en el Evangelio, porque sólo ahí encontraremos la felicidad, el bienestar, la libertad y la Vida a que tanto aspiramos. Ahora depende de cada uno de nosotros entrar en esa nueva Alianza. La mano de Dios está tendida hacia nosotros. Tenemos 50 días para pensar cuál será nuestra respuesta. 

Para la reflexión

      Acaba de comenzar la Cuaresma y es tiempo de convertirnos y firmar de nuevo la Alianza con nuestro Dios. ¿Realmente creo que la Alianza es mejor opción para mi vida, para nuestra vida? ¿Estoy dispuesto a renunciar a mis caminos de muerte para entrar en la Alianza? ¿En qué consisten concretamente en mi vida esos caminos de muerte?

Fernando Torres cmf

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