Efecto resurrección: ¿Y ahora qué?
Sí, ya pasó. Nos hemos preparado durante semanas para acompañar a Jesús en la Semana Santa de su Pasión; días de abandono, soledad y entrega. Hemos visto como muchos no han escatimado en esfuerzo y dedicación para llegar hasta aquí: cambios y ajustes personales, tiempos de silencio, procesiones, cofradías, penitencias…
La pregunta obligada es: ¿y ahora qué?, ¿dejaremos paso a lo que está por llegar? No sea que el efecto resurrección lo vivamos como un espejismo, algo tan inalcanzable como una utopía. Puede sonar extraño, pero a veces se está tan bien en lo viejo, lo obsoleto y lo de siempre, que -como María Magdalena- nos seguimos empeñando en visitar sepulcros y llorar el pasado; cuando hay una voz clara detrás de nosotros que nos dice: «Mirad, que realizo algo nuevo, ¿no lo notáis?» (Is, 43, 19)
Efecto resurrección: ¿Y ahora qué? - Fantasía de Dios
«Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra» (Ct 2, 12) |
Es más difícil de lo que parece. Propio del tiempo pascual es dejar que los efectos de la resurrección se muestren. Y tiene que ver más con los sentidos que con la cabeza. Es una explosión de posibilidades, matices y colores tras el rigor cuaresmal. Es la apuesta definitiva de Dios por la vida. El triunfo de lo bueno. Que ya no hay sepulcros que visitar. Es poder ganar el campeonato a las pequeñas muertes que me acechan de continuo. Es dejar, de una vez por todas, que el resucitado despliegue en mí su fantasía.
Ojalá salgamos a la Pascua con las texturas y fragancias del Cantar de los Cantares: con los aromas exóticos del nardo y del azafrán; del áloe y la canela; los huertos con frutos exquisitos; los zafiros y las piedras de Tarsis; los manzanos entre árboles silvestres y los tapizados de amor en la madera del Líbano. En definitiva, el efecto pascual es permitir que, en mi vida cotidiana, la resurrección de Cristo estalle y disipe toda tiniebla.
¿Por dónde intuyo que va la fantasía del resucitado en mí?
¿Qué nuevos matices, gestos y deseos traen en mí el tiempo de Pascua?
Efecto resurrección: ¿Y ahora qué? - Innovación de Dios
«He venido para que tengan vida y vida en abundancia» (Jn 10,10) |
Investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) es un concepto moderno muy utilizado en estudios de ciencia, tecnología y sociedad. De igual modo podríamos decir que junto a la fantasía del resucitado, está la innovación que él trae para mí. No tengamos miedo a girar la cabeza, dejar de mirar al sepulcro y ver todo lo nuevo de este tiempo pascual. Atreverse a ser la innovación de Dios supone una actitud de escucha y, a la vez, de audacia para que el resucitado haga en mí lo que quiera.
Que de verdad pueda sumergirme en las posibilidades de futuro que me pone delante. Porque dejar que Dios innove es seguir la hoja de ruta que el Espíritu tiene preparada. Ser la innovación de Dios es desplegar ese sueño que él tiene para mí. Sin miedos ni corazas. Y es contagiar de resurrección los sepulcros, donde tantos hermanos viven todavía.
A la luz del resucitado, ¿qué novedades se presentan en mi vida en este tiempo de Pascua?
¿Qué novedades deseo para ser verdaderamente innovación de Dios?