Lema: VIDA CONSAGRADA: Enviada a ANUNCIAR la BUENA NOTICIA del REINO desde los EXCLUIDOS 

  • ¿Por qué una tercera semana de reflexión teológica para la vida consagrada?

njVarios han definido este tiempo para la vida religiosa y para Iglesia, como el sábado en espera de la Resurrección dominical. Luego del escándalo de cruz, de la crisis y de la oscuridad, estamos a la expectativa de una primavera pascual que no termina de llegar. Otros, hablan de un tiempo de exilio. Otros de un tiempo jubilar, donde prima la memoria y la definición de los sueños, para celebrarlos en comunidad. Algunos se atreven a anunciar este tiempo como sabático, a la manera de Dios que deja el descanso, lo mejor de su creación, para el final. Allí goza con lo que ha salido de sus manos, lo celebra y comparte esa alegría con la humanidad. Poniéndole el nombre que queramos, lo cierto es que me parece adivinar de todo esto la necesidad que tenemos de PARAR, de sentarnos a releer, a leer de manera nueva, a formular. Tiempo de mística y de contemplación. NECESITAMOS PARAR. Se lo debemos a nuestras congregaciones, a la Vida Religiosa y a la historia.

Tenemos una vida religiosa atosigada por mil cosas debido al activismo, a la sobrecarga de obras y trabajos, a esa fiebre bienintencionada de generosidad y agendas llenas. Una corriente de superficialidad se nos cuela y no tenemos tiempo para la gratuidad y para hacer procesos reflexivos, a pesar de las buenas intenciones de todos.

Necesitamos espacios como este de reflexión y búsqueda. De procesar interiormente. De decirnos unos a otros nuestras razones y convicciones, nuestras certezas, dudas, preguntas. No es que vengamos a encontrar respuestas, pero podemos ayudarnos a cuestionar apropiadamente nuestra realidad, nuestra vida, nuestras opciones. Saber interrogar correctamente la realidad, es un arte en el que debemos iniciarnos y entrenarnos en esta época tan volátil, tan cambiante, tan fascinante.

Recordamos cuántas veces nuestro amigo Simón Pedro Arnold nos regaló la imagen del túnel. Estamos en el recodo, en un momento temporal donde no nos alumbra la luz de la entrada ni de la salida. Ahora nos preguntamos…¿habrá salida? ¿es realmente un momento pasajero?¿No será que tendremos que aprender a vivir en una cultura túnel, con ojos de búhos acostumbrados a la oscuridad? Espacios como éstos nos permiten ponernos “a la escuela de los búhos”, agrandando los ojos, adaptándolos a la poca luz, afinando y agudizando la vista y todos los sentidos para que nada de lo que hay de divino en nuestro mundo, en nuestras relaciones, en nuestra época, se nos escape sin darle sentido.

ENVIADA A ANUNCIAR LA BUENA NOTICIA DEL REINO

Sólo podemos anunciar lo que hemos escuchado primero, lo que hemos integrado en nuestro bagaje de experiencias personales. Aparecida nos recordaba que “no se es cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva” (DA 12). La palabra clave: el encuentro. Encuentro que compromete, que desinstala, que envía. Es un imperativo para nosotros entonces reavivar el amor, evangelizar desde esa experiencia del amor y así hacer creíble el Evangelio.

Es por ello que esta semana teológica que evoca la Buena noticia del Reino tendrá una metodología: la palabra.

La Palabra, así con Mayúsculas. Palabra escudriñada y saboreada desde la intuición de una mujer teóloga, Mariola López, rscj, que generosamente aceptó acompañarnos en esta aventura. Palabra que toca nuestra vida, la ilumina, le da un dinamismo y unas posibilidades insospechadas. Vamos a tratar de sumergirnos en esta dinámica que da la Palabra, que tiene en sí y con nosotros, vida y sorpresa propia.

Las palabras tejidas en la diferencia. Los espacios de compartir en grupos de vida y trabajo nos permitirán adentrarnos en la riqueza de lo inter. Creo firmemente, luego de estos tres años de animación de la CER, que la intercongregacionalidad es el nuevo nombre de la comunidad y representa para nosotros y nosotras una riqueza, una oportunidad, una experiencia –por qué no decirlo- pascual para generar aún más vida. El trabajo gratuito y desinteresado de muchas hermanas y hermanos para hacer este esfuerzo posible, es una prueba de ello. Y la participación de cada uno, cada una de ustedes para entrar de lleno en esta propuesta, lo es también.

La palabra hecha vida y testimonio. Como es ya parte de la tradición en nuestros encuentros, tendremos espacios para escuchar y sentir la vivencia de nuestros hermanos y hermanas que han hecho vida el desafío del Evangelio. Que han entendido que la opción por Jesús en la misión exige permanencia y fidelidad. Permanecer y quedarse en las fronteras, no hacer turismo que no compromete ni genera cambios. Para la gente con la que hacemos camino, la permanencia genera amor, credibilidad y confianza. Vamos a escuchar estas palabras dichas desde el esfuerzo de la coherencia y la radicalidad sencillamente cotidiana de estos hermanos y hermanas nuestras.

La Palabra y la vida, celebradas en comunidad. Queremos que la celebración de las Eucaristías de esta semana y la liturgia en general nos acompañe en este proceso de sueños y palabras compartidas. Que podamos alimentarnos en ella y renovar nuestras fuerzas y nuestras ganas para seguir velando y cuidando la vida que el Señor pone en nuestras manos.

DESDE LOS EXCLUIDOS:

candle_light_wallpapers_27Nuestro anuncio de la Buena Noticia tiene un lugar, una perspectiva, una orientación: Desde los pobres, desde los excluidos, desde el clamor de la vida amenazada. Desde allí queremos situarnos como Conferencia de Religiosas/os y como Vida Religiosa ecuatoriana, y desde allí queremos asumir las implicaciones y las consecuencias que toda opción conlleva. Como lo han hecho varios de nuestros hermanos religiosos en este año, en las situaciones que todos conocemos y que han sido noticia, pero también muchos religiosos y religiosas en nuestra tierra ecuatoriana que se han embarrado anónimamente la vida y el destino por ellos, los pobres de la tierra. A todos estos hermanos, y al clamor por la vida que hace posible estas definiciones, nuestra gratitud, solidaridad y apoyo desde este espacio de teología comprometida que quiere ser inspiradora de nuevos y renovados compromisos.

Finalmente, notarán que el símbolo del camino acompañará todas nuestras jornadas de esta semana. El camino habla de horizontes, de posibilidades abiertas, de compañía, de rutas nuevas y senderos conocidos, de un antes y un después, de un presente de sudores, pero también de pasos recorridos. De aprendizajes y de dinamismo imparable. En estos tiempos de incertidumbres, volvemos a decirnos como el poeta : “CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR”, con rostros y nombres, con historia, con un amor en el alma. Que podamos hacer juntos y juntas este trecho del camino que se nos regala, y lo caminemos sabiendo que somos muchos pies, manos y corazones.

 

Hna. María Eugenia Ramírez, ra

PRESIDENTA de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos/as


 

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