Los que en la vida tenemos la oportunidad de elegir, tomar unas sendas y no otras, probar algunas experiencias, escoger en qué gastar las horas… podemos vivirlo desde la gratitud, y desde la responsabilidad. Porque tenemos a mano muchas oportunidades. Hay quien piensa que eso queda para los más jóvenes, y que luego simplemente te vas cerrando puertas y ya está. Pero esa es una mirada muy plana. Porque en todas las edades, muchos momentos y bastantes situaciones suponen para cada uno de nosotros la posibilidad de elegir la vida, el evangelio, a las personas y la forma de interpretar y entender lo que nos pasa.

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La edad de las posibilidades
Es posible…
Que no me roben la risa
«Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Rom 8, 31)
No siempre es evidente. Y tal vez, en ocasiones, ni siquiera es probable. Pero siempre es posible… pararme y rezar un rato. Buscar, y tal vez comprender Tu palabra. Compartir un café, unas charlas, ilusiones, heridas, anhelos, proyectos, sueños con gente querida. Encontrarme de verdad con otros. Cantar sobre las cosas que pasan dentro y fuera de uno. Escuchar las historias de otras personas, y que haya encuentro. Imaginar posibilidades para sanar las heridas que golpean tantas vidas. Y tratar de ponerse manos a la obra.
 
¿Soy capaz de percibir todo el bien que es posible en mi vida?
¿Y todo el bien que está a mi alcance hacer?

La edad de las posibilidades

Es posible que llueva y que escampe,
o que el sol apriete y se anhele la sombra.
Es posible que acierte una vez,
y que falle otras muchas.
Es posible que me llames y responda,
o que solo te devuelva silencio.
Es posible que te llame y te encuentre,
o que me hagas salir a buscarte.
Es posible la risa o el sollozo,
la pasión y la desgana,
el delirio y la locura,
la rutina y la sorpresa.
Posible es el hambre, y posible la hartura.
Es posible que el miedo nos congele, ateridos,
o nos empuje a bailar, frenéticos
dibujando figuras fugaces.

El amor, la muerte y la Vida… eso es seguro.

José María Rodríguez Olaizola

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La edad de las posibilidades
Es posible…
Que no me roben la risa
«Ahora, hermanos, quiero comunicaros la buena noticia que os anuncié, la que aceptasteis y mantenéis, la que os salva…» (1Cor 15, 1)
Hay veces en que soy un agonías. Y sospecho que hay que quitarle un poco de hierro a las preocupaciones, los agobios, las prisas o los problemas…No quiere decir que sean falsos.. Tal vez tendré que plantarles cara, y tocará, de vez en cuando, batirse en duelo con alguna que otra incertidumbre. Pero sin perder la posibilidad de sonreír por lo que de verdad importa. Porque el Amor toca muchas vidas. Porque hay bienaventuranza prometida a los más rotos. Porque hay gente buena, que busca. Porque hay mucho bien en torno.
 
¿En qué cosas tendría que reírme un poco de mí mismo?
¿Qué me ilusiona hoy en día?

Tal vez no era pensar

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente.

Idea Vilariño

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