“Ha llegado la hora de un nuevo Pentecostés para la vida consagrada”

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La XIX Asamblea General de la CLAR, celebrada en Bogotá del 22 al 24 de junio de 2015, convocó a más de 80 religiosas y religiosos provenientes de las 22 Conferencias Nacionales de religiosos/as, además de algunos representantes de la vida consagrada de Estados Unidos y Canadá, bajo el lema “Escuchemos a Dios donde la vida clama”. Esta Asamblea se situó en continuidad con el Congreso de Vida Consagrada desarrollado durante los días anteriores (del 18 al 21) “que, conforme el parecer de muchos participantes, ha resultado un kairós (tiempo incomparable de gracia) para la vida consagrada del Continente”. 

En su Mensaje a las/os consagradas/os de América Latina y el Caribe, la participantes expresaron que al inicio del encuentro “se nos invitó a inclinar la cabeza para escuchar lo que cada una/o llevaba en lo profundo de su corazón y a permanecer en esa actitud para ser capaces de acoger también los latidos del corazón de la humanidad. A partir de esta dinámica empezaron a desbordarse los anhelos más genuinos por una vida consagrada gozosamente profética y semilla de esperanza; a la par iban manifestándose el dolor y la preocupación ante las dramáticas situaciones de muerte que golpean a nuestros pueblos, particularmente en las naciones que están pasando por mayores conflictos”.

Estas realidades así como las “resonancias” y los “horizontes de novedad” que emanaron del Congreso, fueron asumidos por la Asamblea por medio de expresiones que denotan la identidad y la fuerza misionera que albergan los carismas:

-       “Queremos una vida consagrada más humanizada y humanizadora, a través de relaciones de respeto y amor evangélicos;

-       Las/os consagradas/os nos sentimos llamados a ser expertos de comunión frente al desafío de una sociedad tremendamente violenta y desintegradora;

-       Sentimos la urgencia para acoger el cuidado de la creación como parte integral de nuestra vocación, conscientes de la avaricia de multinacionales y gobiernos que explotan a la madre tierra sin escrúpulos;

-       El clamor por una vida consagrada creíble por su pobreza y por su inserción solidaria en medio de los más empobrecidos, preferencialmente en las periferias y al lado de los grupos humanos más vulnerables como los emigrantes, los afro-descendientes y los indígenas;

-       La promoción a todos los niveles de un modelo de Iglesia que ponga al centro el diálogo y la circularidad, como el único camino viable para la paz y para una evangelización verdaderamente encarnada en el alma de la humanidad;

-       De esta visión parten igualmente las formas nuevas que están naciendo de intercongregacionalidad y misión compartida con las Iglesias locales y en igualdad con las laicas/os

-       Queremos acoger la vitalidad y el aporte de las Nuevas Generaciones con determinación;

-       La asimilación fundamental de una espiritualidad Trinitaria profunda y auténtica que nutra la mística profética típica de la vida consagrada”.

Estos anhelos fueron acogidos simbólicamente en el icono elegido para el trienio 2015-2018: la Visitación de María a Isabel. En el abrazo afectuoso de estas dos mujeres, la vida consagrada vislumbra “la gozosa proclamación de un Dios que no defrauda a la humanidad e invita a gritar a todas las naciones la llegada de Aquel capaz de dar sentido a nuestras búsquedas más íntimas y de derribar los tronos opresores para que acontezca la utopía trinitaria de la hermandad universal, para descubrir los rostros de las ‘Isabeles’ de hoy y cantar nuestros ‘Magnificats’”. 

mjEl núcleo del Mensaje es, por tanto, una palabra de esperanza y de gozo, confiada en el Espíritu que hace nuevo todo: “Dios nuevamente nos ha sorprendido y estamos convencidas/os de que ha llegado la hora de un nuevo Pentecostés para la vida consagrada, que el Año de la Vida Consagrada constituye un parte aguas entre el antes y el hoy, que se nos ofrece una oportunidad para realizar la misión de ‘curar heridas y calentar corazones’”. Como María, la vida consagrada ha confirmado su fiat ante las provocaciones del papa Francisco: “aceptamos el imperativo de la alegría como la autentificación de nuestra configuración con Jesucristo, el ser pobres y de los pobres, al estilo de Jesús; reconocemos que se nos encomienda la dura tarea de despertar a un mundo narcotizado por el egoísmo y la ambición de poder; queremos ser una vida consagrada en salida misionera que no tenga miedo de soñar y proponer los sueños de hermandad y de paz”.

Se comparte a continuación -en PDF- el Mensaje de la XIX Asamblea General de la CLAR.

ÓSCAR ELIZALDE PRADA
FUENTE: CLAR

  
Documentos: · Mensaje de la XIX Asamblea General de la CLAR |

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