-«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» (Juan 6, 10-13

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bl“Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino».  

Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».” (Jn 2, 3-5)

María, te he contemplado hacendosa, mujer del Carpintero y panadera. Hoy me enseñas el secreto de tu disponibilidad y delicadeza, que no es otro que el amor.

Al contemplar tu intervención en la boda de Caná de Galilea, sensible al problema que habría podido entristecer algo la fiesta si al final del banquete hubiera faltado  el vino, descubro no sólo tu gesto solidario en una situación penosa, como pudo ser asistir a tu prima en su parto, sino tu acción magnánima, para que no falle tampoco lo festivo.

Soy hijo de labradores. En mi casa se trabajaba la tierra para obtener el trigo, y también se cultivaban los viñedos. Acompañé a mi padre cuando sarmentaban las vides, y sobre todo en la vendimia, en el acarreo de las uvas hasta la cueva. En mi pueblo se trasportaban en cuévanos de mimbre, que se volcaban por la lucera que caía encima del lagar.

Era muy emocionante la noche que pisábamos los racimos, y corría el mosto hasta el jaraíz, y brindábamos la primera copa. El vino alegra, y no es menos costosa su cosecha que la del trigo, pues también  implica todo el año de trabajos.

Tú debiste observar atenta el escenario de la boda, y nos dejaste la enseñanza de la súplica a tu Hijo, aunque fuera intempestiva y fuera de hora. Cuando se pide con fe y con amor, el Señor no tiene defensa. Tu confianza dio por segura la acción favorable de Jesús, cuando les aconsejaste a los sirvientes: “Haced lo que Él os diga”.

Descubro  tu oración por los demás, y veo que en ella demuestras tu relación con Dios, y tu sensibilidad social; tu generosidad para con lo más urgente, y para con lo más gratuito.

Gracias, Maestra de oración y de caridad. Porque es el amor de Dios el que llega más allá de lo justo, y se derrocha hasta en lo aparentemente in-útil.

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