De la Palabra del día: Dios es amor. Jn 4,8

¿Cómo vivir esta Palabra?

¡“Dios es amor”! Una bella frase que nos llena la boca y que estamos prontos a repetir con demasiada facilidad. ¿Pero está también lleno de ella nuestro corazón? ¿Qué significa para nosotros en el acto práctico?

Nos viene el preguntárnoslo cuando frente a los dolorosos interrogantes de la vida aflora aquel: ¿Por qué? ¿Qué he hecho de malo? ¿Dónde estaba Dios? No hay que extrañarse si sentimos surgir prepotentes también estas preguntas dentro de nosotros: forma parte de nuestra realidad humana que, en su limitación, está imposibilitada de ver más allá. Cuando se sufre, cuando nos sentimos golpeados en los afectos o en lo que tenemos de más precioso, como la salud o la posibilidad de asegurar lo necesario a la familia, cuando experimentamos la impotencia, el grito sale espontáneo. Pero es precisamente entonces el momento de aferrarse a esta certeza, captándola en su profundidad.

¡”Dios es amor”! Pero esto no quiere decir el que esté pronto a remover cuanto obstaculiza nuestro paso o a atender todas nuestras peticiones. El amor, de por sí, es un acto engendrador que lanza en la vida y no una cuna acolchada que termina por transformarse en sarcófago. También para el niño llega el momento de ser destetado y de comenzar a caminar con las propias piernas con las consiguientes e inevitables caídas. Es que muchas veces caemos en la tentación de cambiar la paternidad de Dios por un paternalismo bonachón y, en último análisis, frustrante.

Dios es amor y por esto le pide al Hijo el ofrecimiento total de sí mismo por nosotros. Dios es amor y por esto me pide que me haga a mi vez siervo de los hermanos para que también ellos puedan llegar a la convicción de ser amados. Dios es amor y por esto no se resigna a la mediocridad que desgasta mis días.

 Me detendré hoy en esta certeza. La repetiré largamente, hasta sentir que aflora espontáneamente en mi

 Creo, oh Dios, en tu amor,

pero Tú sostenme cuando esta certeza vacile bajo los golpes de la vida.

Ayúdame entonces a gritarla con más fuerza.

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