atroncatti2Misionera de corazón grande y generoso

a-troncatti1"Yendo a las misiones tienes que prepararte para afrontar los sufrimientos; pero es necesario sufrir con humildad, teniendo la cabeza sobre el corazón y el corazón sobre la cabeza: corazón grande… corazón de madre, corazón recto, corazón bueno. Corazón más bueno que justo" (Informatio) 69, escribió sor Maria en su cuaderno, resumiendo las recomendaciones de las superioras, que en el 1922, aceptando su petición, la mandaron al Ecuador. Durante 47 años pondrá en práctica estas palabras, entregándose generosamente a las personas que el Señor le confiaba.

La ciudad y la selva pueden ser considerados espacios emblemáticos en torno a los cuales se desarrolla la aventura misionera de sor María Troncatti. Puede subdividirse en dos partes, según los lugares en los que se desarrolla. Primero en Chunchi, ciudad en la que las FMA trabajaban desde 1912, habiendo abierto entonces un pequeño internado para las niñas, junto a la única escuela del lugar (Informatio 72). Aquí sor Maria permaneció desde 1923 a 1925, como superiora de la comunidad. De las pocas cartas que poseemos de este período se transparenta su espíritu sencillo y agradecido, delicado y temeroso, pero ya firmemente anclado en la roca que es Dios, dispuesto a cantar con el salmista: "¿A quién temeré”? ( Sal 26,1).( Informatio 75). Leemos en las cartas a sus familiares: "Sí, verdaderamente necesito la ayuda de Dios; la misión que el buen Dios me ha confiado es difícil; es arduo el camino. […] Cuando llegué a Chunchi la inspectora me confió la dirección de la casa, pero solo provisionalmente, todavía durará algún mes; y tan pronto como podamos entrar en la misión de los salvajes [es decir en la selva] si Dios quiere, estoy destinada para tal misión […] (Carta del 13 de julio de 1923) en Summarium 535-536.

 

Con la salida de Chunchi en 1925 se abre la segunda parte de la biografía de la Sierva de Dios, toda ella en el corazón de la selva con una breve permanencia de cuatro años en el colegio de Guayaquil, aceptada por obediencia, pero con el corazón mirando hacia la misión (cfr. Informatio 82-83).

Las comunidades donde trabajó son: Macas, desde 1925, Sucúa, desde 1933 y Sevilla Don Bosco, a la que fue trasladado en1944 el internado femenino de Macas. Todo dentro del Vicariato apostólico de Méndez y Gualaquiza, confiado por el Papa León XIII a los Salesianos en 1893.

El primer viaje hacia Macas duró un mes. Sor María lo afrontó en compañía de la inspectora, sor Carolina Mioletti, de sor Dominica Barale (misionera italiana) y de Carlota Nieto, novicia ecuatoriana de 25 años. Esta última tendrá a sor María como superiora seis años, en la fundación de Macas y también en Sevilla y en Sucúa. Vivirán juntas durante 17 años, estableciendo fuertes lazos de amistad. Sor Carlotta testimoniará en el Proceso Diocesano de Méndez (cfr. Informatio 86). De su interesante relato tomamos dos ejemplos de los primeros años en Macas y en Sucúa que muestran el corazón grande y generoso de sor María Troncatti, sensible a las necesidades, tanto espirituales como materiales, de la gente.

En primer lugar, habla de su generosidad hacia Yakuma, el jefe Shuar, que deseaba hacerse cristiano. Este hombre tenía tres mujeres, pero solo tenía descendencia de la primera. Habiendo enfermado gravemente, llamó a sor Maria para que lo curara y bautizara. Ella se puso en camino y, atravesado el gran río Upano, encontró a Yakuma en las últimas. Y no pudiendo salvar ya su cuerpo, colaboró en la salvación de su alma y ayudó concretamente a su familia: invitó a la viuda con los cinco hijos a la misión, colocó a los chicos en el internado masculino y a las chicas en el femenino; de esta manera toda la familia creció y se educó cristianamente en la misión.

El otro ejemplo que certifica la solícita generosidad de sor Maria concierne a un viudo, cuyo apellido era Gómez, atacado de paludismo junto con sus niños. Después de su muerte, sor Maria cuidó de los huérfanos acogiéndolos en la misión y proporcionándoles ayuda moral y material. En el cambio de directora, Luz María - hija de Gómez - fue enviada con una tía protestante. Previendo el peligro, sor Maria la acogió en la casa de las hermanas para que no le faltara el acompañamiento necesario. La mujer se casó, pero perdió muy pronto al marido que fue asesinado el día en que ella daba a luz al segundo hijo. Sor Maria acogió a la viuda en la misión de Sucúa y aceptó a la primera hija en el internado.

"Así era sor Maria: - afirma sor Carlota en su testimonio - no abandonaba a nadie, hasta que no los veía con la posibilidad de valerse por sí mismo de manera digna. En realidad fue una gran defensora de los derechos humanos de todos los necesitados y puedo decir que nadie acudía a ella, sin recibir ayuda" (Summarium 79).

Un artículo interesante nos da a conocer el desarrollo de la misión en Ecuador.

Hace 15 años - en 1997 - en el Boletín Salesiano don Fernando Colón en el artículo "En las misiones del Ecuador", entre otras cosas, escribió:

"A partir del año 1902, también las Hijas de Maria Auxiliadora, FMA, iniciaron su trabajo misionero entre los Shuar. Un trabajo que ha experimentado enseguida numerosos cambios para responder cada vez a las nuevas exigencias.

Hoy en este territorio de misión existen siete comunidades de FMA, de las que tres se dedican a la pastoral entre los colonos y cuatro a la pastoral entre los Shuar. Todo esto con un total de 45 religiosas. En algunas misiones, las de Macas, Limó, y Sucúa, las FMA se dedican a la pastoral de los colonos por medio de la escuela y el oratorio, y colaboran con los salesianos en la acción pastoral en la parroquia.

Las comunidades que se han dedicado al pastoral Shuar son Bomboiza, Chiguaza, Sevilla y Yaupí. La situación de las comunidades indígenas, dispersas en la selva, han inducido a las hermanas a abrir internados donde las chicas pueden residir, alternando meses de estudio y meses con la familia; esto permite un progreso efectivo en el estudio y el mantenimiento de las relaciones familiares y las costumbres culturales. La actividad educativa de las FMA cubre todo el arco de la formación de la mujer: desde la escuela elemental de Sucúa, al Instituto Normal Superior "Inbish" de Bomboiza para la formación de los maestros indígenas; desde los talleres artesanales como el de Chiguaza que hospeda a 96 chicas Shuar, al colegio de Sevilla Don Bosco, que fue fundado en 1944, donde las jovenes estudian para adquirir el diploma en agronomía. También pueden graduarse en Ciencias de la Educación en Yaupi, que es la misión más lejana. Al mismo tiempo se sigue a los jóvenes que se gradúan por medio del estudio a distancia. De este modo adquieren una profesión que les da la posibilidad de mejorar el propio nivel de vida, reciben una sólida formación cristiana y al mismo tiempo se les prepara para que puedan ser catequistas en sus centros de procedencia.

Generalmente, la jornada de trabajo se desarrolla en dos tiempos: durante la mañana se desarrollan las lecciones y, por la tarde, se trabaja en la "Chacra" (campo) para proveer los alimentos que sirven para la preparar la comida de cada día. Esta corresponde a la cultura del lugar, ya que además de las faenas domésticas, las jóvenes también se ocupan del trabajo en los campos. En todas este obras las FMA trabajan conjuntamente con los salesianos.

En Sucúa se encuentran la guardería infantil, la escuela elemental y el hospital "Pío XII", fundado por sor María Troncatti y en el que ella trabajó hasta su muerte, ocurrida el 25 de agosto de 1969. Estuvo entre las primeras misioneras en el Ecuador y encaminó muchas de las obras en favor de los Shuar. Por su vida de heroica caridad y de entrega incondicional a favor de toda la población, ha sido iniciada la causa de su canonización. En nuestras misiones, su memoria todavía está viva y es invocada con cariño y confianza", (Fuente: http://biesseonline.sdb.org/bs/1997/06fc-8.htm).

Sor Piera Cavaglià, Secretaria general y sor Sylwia Ciezkowska,Vice Postuladora para las causas de los Santos

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