La imagen de María en camino emerge con evidencia en los Evangelios y es continua fuente de inspiración para la Iglesia. María camina, sale de casa quizá más que las mujeres de su tiempo. Basta pensar en los viajes de Nazaret a Ain Karim, a Belén, a Jerusalén y a Egipto, un país desconocido. Toda su vida es un camino, una peregrinación en la fe.