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Roma (Italia). En línea con el Sínodo sobre: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional (cf. Instrumento de trabajo nn. 213-214), en el mes de Julio, se comparte la décima profundización sobre el camino de acompañamiento en la juventud de las Santas, Beatas, Venerables y Siervas de Dios.

Vidas entregadas bajo el signo de la caridad fraterna: sor Carmen Moreno y sor Amparo Carbonell

El título de nuestra reflexión recuerda su muerte, punto clave de la existencia, a la cual se habían preparado desde su juventud. Sus vidas entregadas bajo el signo de la caridad fraterna, son como frutos maduros de un árbol sólido de virtudes cristianas cultivadas en la familia y en el Instituto de las FMA. Por lo que se refiere a la familia, deseo subrayar un aspecto particular de nuestras mártires: la relación con las Hermanas entretejida en el ambiente familiar y, por lo que respeta a la vida en el Instituto, el camino de santidad vivido en los encargos desarrollados, una en el servicio de autoridad, y la otra, como mujer dedicada a las labores de casa. Precisamente en estos servicios las dos expresaron su opción de vivir la caridad fraterna.

Sor Carmen Moreno nació el 24 de agosto de 1885 en Villamartín (España, provincia de Cádiz) como cuarta hija de acomodados agricultores. A la edad de siete años perdió al padre y con la familia se trasladó a la casa de los abuelos en Utrera, cerca de Sevilla. Poco lejos de su nuevo hogar estaban los Salesianos que regentaban una gran obra educativa. En ellos, y en particular en el padre Ernesto Oberti, la mamá, Fabiana, y sus cinco huérfanos encontraron un padre que les ayudó y los animó. El contacto con el ambiente salesiano les ayudó a descubrir la belleza de la vida cristiana y el valor de la consagración a Dios.

Carmen y su hermana mayor, Paz, fueron atraídas por la vida de las FMA, conocidas en Sevilla durante los años vividos en el colegio y decidieron pertenecer al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Paz entró primero, hizo los votos en Sevilla el 28 de agosto de 1903, Carmen la siguió e hizo su consagración en Écija cinco años después, el 22 de octubre de 1908. La mamá expresó una cierta resistencia a la decisión de Carmen, pero encontró la fuerza para concederle el permiso. Un año después de la primera profesión de Carmen, Paz se consagró al Señor para siempre (5 de septiembre de 1909) y en la misma ciudad Carmen emitió la profesión perpetua el 20 de septiembre de 1914. No conocemos los detalles de su relación, pero podemos imaginar con cuánto cariño Paz acompañó a Carmen. De los datos biográficos resulta que las dos eran mujeres fuertes y decididas que dejaron una huella de su espíritu en las personas que las conocieron.

Sor Amparo Carbonell nació el 9 de octubre de 1893 en Alboraya (España, provincia de Valencia), en una familia de agricultores pobres. En el Bautismo los padres le pusieron el nombre de María de los Desamparados, y la confiaron a la Virgen de los abandonados. Aquel largo nombre fue en seguida reducido, según el uso corriente: la niña fue llamada Amparo. La Virgen de los Desamparados hará de ella una consolación. La pequeña creció en familia con hermanos y hermanas, humilde y obediente, si bien su temperamento no fuera inclinado espontáneamente a la docilidad. Pronto colaboró en las labores del campo, conoció el peso del sacrificio y el valor del pan ganado con el propio sudor. Amparo era generosa, capaz de perdón, abierta a todo lo que la llevaba a conocer al Señor. Manifestaba poseer un corazón generoso, sensible y con una gran sed de Dios.

Conoció a las FMA en Valencia, donde se había trasladado por motivos de trabajo, y allá frecuentó su colegio. La oración, poco a poco, le hizo descubrir la voz del Señor que la llamaba.

Amparo inició el período de formación en Barcelona Sarriá el 31 de enero de 1921. Se distinguía por la modestia, la sencillez y por la generosa dedición a todo género de trabajo. la favorecía un físico robusto y resistente a la fatiga. Emitió la primera profesión el 5 de agosto de 1923, pero de pronto, su salud se derrumbó: fue atacada por una enfermedad que la debilitó y la volvió más frágil. Lo que no logró truncar fue la decidida voluntad de no escatimarse en nada. Continuará distinguiéndose por una entrega serena, humilde y generosa en la limpieza de los ambientes, en el cuidado de la huerta y del jardín.

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Fuente: https://www.infonline.cgfmanet.org/es/news/2019/07/07/vite-donate-nel-segno-della-carita-fraterna

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