La novena de María Auxiliadora (15-23 de mayo) coincide este año con la de Pentecostés, para enfatizar que María Auxiliadora es Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los Cristianos desde el principio, cuando vive con los Apóstoles en la oración ardiente e intensa, en espera del Espíritu Santo.
Para cada uno de estos días, junto al Avemaría y una intención particular, se puede rezar la siguiente oración de Don Bosco:
¡Oh María, Virgen poderosa!
¡Tú, eficaz y potente defensa de la Iglesia;
Tú, maravilloso auxilio de los Cristianos;
Tú, terrrible como un ejército en orden de batalla:
Tú sola has destruido todas las herejías en el universo mundo!
Defiéndenos del enemigo en las dificultades, luchas y necesidadesde la vida y en la hora de la muerte acoge nuestra alma en el Paraíso!. Amén
MARIA Y LA PEDAGOGÍA DE DON BOSCO
Don Bosco presenta la devoción a María como uno de los aspectos determinantes en su vivencia espiritual y un rasgo clave de la espiritualidad salesiana. La Virgen, Madre y Maestra, es sentida por Don Bosco como presencia que actúa con fuerza y fecundidad para la vida interior de cada uno y para la misión salesiana.
El amor y devoción a la Virgen María fomentados por Don Bosco a los jóvenes, son fuerzas capaces de suministrar energías morales y espirituales para la práctica del bien, para sí y para el prójimo. El amor y devoción a María son fuerzas que educan: es la pedagogía mariana.
Don Bosco no hablaba solamente de la práctica de devociones a la Virgen, sino que buscaba en ello un factor educativo de los más eficaces sobre el corazón de los jóvenes. En el Oratorio, hacer rezar a un muchacho a la Virgen para que le ayude a eliminar un defecto o hacer que haga ciertos propósitos por amor a Ella, era una amable manera educativa de obtener cosas que tal vez de otro modo no se hubiera podido.
Una atenta pedagogía mariana puede hacer percibir la llamada interior del Espíritu a los jóvenes, estimularlos a una actividad espiritual más intensa y encender en ellos el deseo de la perfección.