01/10/2014 - La profecía de la Vida Religiosa

Roma (Italia). La jornada del 30 de septiembre se ha visto enriquecida con la presencia de Mons. José Rodríguez Carballo, OFM, Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.  

En la  homilía de la Celebración eucarística presidida por él, a la homilía ha vuelto a recordar la finalidad de un Capítulo general,  que es un momento de discernimiento comunitario para  tomar decisiones que ayuden a vivir con pasión el presente. Por eso ha invitado a  las Capitulares a vivir este acontecimiento como un "kairós", deteniéndose en el camino por después reemprenderlo con energía y audacia, fieles al carisma.  

Los  puntos ofrecidos en su meditación son tres: El primero ha sido la invitación a ser mujeres de fe, sin darla por descontada, sino redescubriendo la confianza en el Señor y el  encomendarse a Él: "La fe ha de ser vuestro criterio de discernimiento - ha dicho -, el Señor os ilumina y vosotras tenéis que dejaros iluminar". El segundo punto de la reflexión ha resaltado el testimonio de la belleza de la vida fraterna en comunidad. "El testimonio de la vida comunitaria es una señal profética", ha seguido diciendo, subrayando que la hermandad implica mirar al otro en su realidad concreta de persona hecha  a imagen y semejanza de Dios. Hablando  de la vida fraterna,  ha recalcado que esta debe hacerse cada vez más humana y humanizante: "Una vida consagrada que no nos hace más hombres y más mujeres no es evangélica". El tercer punto es una exhortación a ser mujeres de esperanza. Esta no es solo optimismo, basado en nuestras fuerzas, sino que nace de la fe en Cristo para quien nada es imposible.  

A continuación, lLas Capitulares se han encontrado en aula capitular, donde Mons. Carballo ha ofrecido una reflexión sobre el tema: "La profecía de la Vida religiosa en el horizonte del Evangelii Gaudium" tratando de dar respuesta a algunas preguntas de fondo.  

Ha comenzado presentando el status de la Vida Consagrada hoy y ha precisado: "La VC vive su momento decisivo y su futuro, que es ya su presente, dependerá de si tomamos en serio este momento, que es un kairós, una oportunidad de crecimiento, de profunda renovación. Y para que esto ocurra es necesario entrar en un clima de discernimiento y de lucidez. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir afrontar la situación con valentía, y como nos dice "Vita Consecrata", hacer una opción que responda a la voluntad de Dios, teniendo presentes el aquí el y el ahora. El discernimiento no es entre el bien y el mal: esto ya se da por descontado en nosotros, que hemos hecho una opción, sino que es más bien el saber distinguir lo que responde al deseo de Dios de lo que le es contrario,( VC n 73) ".  

Se ha detenido en considerar qué es lo que hace sentirse mal en la Vida Consagrada: Nos hace sentirnos mal una vida consagrada autorreferencial, cerrada sobre sí misma, más preocupada por la supervivencia que por anunciar la buena noticia. Nosotros existimos para una misión, si perdemos la misión perdemos el sentido. Una vida consagrada más preocupada de los números que de su significatividad, de las obras que de su ser 'profecía'; más preocupada del   “siempre se ha hecho así" que del ir a las periferias. Una vida consagrada encadenada, caracterizada por la 'anemia espiritual', y a la que le falta el impulso profundo, que se cierra en la mediocridad, que no hace vivir el presente con pasión ni mirar el futuro con esperanza. La mediocridad no puede ser la medida de la Vida Consagrada. Y todavía una Vida Consagrada marcada por la acidia, por aquel descontento crónico, EG 277, que seca el alma, que paraliza cualquier tentativa de fidelidad creativa y que lleva a un cansancio tal que se convierte en 'insatisfacción' ".  

Después de haber expuesto lo que da alegría a la Vida Consagrada, es decir, la total coherencia de vida y la misión de tantos consagrados, la fidelidad, coherencia y santidad, el profundo deseo de radicalidad evangélica, la conciencia eclesial, ha concluido: "Es urgente una Vida Consagrada que se siente en camino. Un camino donde los consagrados están “centrados en Cristo”, con sed de vida fraterna auténtica, 'concentrados' en la dimensión esencial del propio carisma y 'descentrados' para ir en misión al mundo."  

Al término de la intervención ha habido un diálogo-confrontación que ha dado  la posibilidad de profundizar algunos aspectos subrayados. Las Capitulares han continuado la reflexión y luego, por la tarde, iluminadas por esta información, han continuado el trabajo sobre el primer núcleo del tema capitular en las Comisiones.