Roma (Italia). El primer domingo de junio se celebra la 48ª jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y en el mensaje escrito para la ocasión, el Papa Francisco ha querido subrayar un aspecto fundamental del universo de la comunicación: el relacional. El texto del mensaje cuyo tema fundamental es la Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro, es una invitación genuina a saber ir más allá del objeto de toda comunicación, para acoger al sujeto que comunicando, establece con nosotros una relación:«Comunicar bien nos ayuda a estar más cerca y a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos», afirma el Papa Francisco, «La cultura del encuentro requiere que no sólo estemos dispuestos a dar, sino también a recibir de los otros. Los media nos ayudan en esto, particularmente Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos».
El encuentro es por consiguiente tal que se predispone a la relación, se solicita la comunicación hecha de palabras, miradas, signos, imágenes, sonrisas, gestos. La comunicación es el verdadero artífice del diálogo y del encuentro. Con la llegada de las nuevas tecnologías comunicativas, después, en la sociedad de hoy, los encuentros interpersonales se entrelazan con los que nacen del mundo digital, un ambiente donde la vida se concretiza a cada momento.
Hay muchas tipologías de encuentro. El encuentro con una persona, una historia, una poesía, una propuesta, una fe distinta, una fotografía; el encuentro con ideas que enriquecen el bagaje de conocimientos; el encuentro con la naturaleza, la literatura la escritura, el arte. En cada una de estas tipologías se es protagonista de intensas emociones y de energías que hacen bien a la vida.
Henri J. M. Nouwen, notable escritor de espiritualidad, describe con calor su encuentro con el cuadro de Rembrandt Retorno del hijo pródigo: «Un encuentro aparentemente insignificante puso en acción una nueva aventura espiritual que me ha dado una nueva fuerza espiritual para vivirla. En el centro de esta aventura hay una pintura del siglo diecisiete y su artista, una parábola del siglo primero y su autor, y una persona del siglo veinte en busca del significado de la vida» (El abrazo bendiciente, Queriniana).
Comunicar es el arte del encuentro como aquel entre Zaqueo y Jesús. Un encuentro ni creado por Zaqueo ni impuesto por Jesús, pero un camino iniciado desde mucho tiempo. El otro, de hecho, existe en nosotros, antes aún de encontrarlo, sin el otro la vida no experimenta salvación queda un proyecto incompleto. Estar cerca de quien está lejos es descubrir la presencia de quien está en él, más allá de las apariencias y de lo que se ha oído decir. Y es precisamente la acogida hospitalaria que reconoce que no se basta a sí mismos, que se es limitado y se supera gracias al otro, revelando que el sentido de la vida surge de las relaciones profundas.
El Papa Francisco ama mucho la comunicación, tiene un estilo pastoral e contacto directo con las personas , para él comunicar significa encontrarse, es decir hacerse prójimo. Es una especie de revolución copernicana de las comunicaciones, donde el centro no es el mensaje, sino las personas que comunican. Si no hay relación no se comunica:«La red digital dice el Papa Francisco-puede ser un lugar rico de humanidad, no una red de hilos, sino de personas humanas».
La Red no es como la red hídrica o la red de gas, ella construye un ambiente comunicativo, la red de la vida, son los seres humanos estando en Red. La vida es una red de relaciones. Después los hilos y los cables, si queremos, ayudan obviamente es ésta la vocación de la Red- a ser más útiles , a tener una comunicación más directa, que esté también en condiciones de superar las barreras y los obstáculos, a madurar relaciones humanizantes y a expresar ternura.
Expresar la comunión de vida en lo cotidiano de las relaciones se convierte en respuesta a las íntimas exigencias del corazón humano y lo dispone a la entrega apostólica (C 49)