Imprimir
Categoría: Noticias

bautismoUNA NUEVA ETAPA - José Antonio Pagola.

Bautismo del Señor.- Antes de narrar su actividad profética, los evangelistas nos hablan de una experiencia que va a transformar radicalmente la vida de Jesús. Después de ser bautizado por Juan, Jesús se siente el Hijo querido de Dios, habitado plenamente por su Espíritu. Alentado por ese Espíritu, Jesús se pone en marcha para anunciar a todos, con su vida y su mensaje, la Buena Noticia de un Dios amigo y salvador del ser humano.

No es extraño que, al invitarnos a vivir en los próximos años “una nueva etapa evangelizadora”, el Papa nos recuerde que la Iglesia necesita más que nunca “evangelizadores con Espíritu”. Sabe muy bien que solo el Espíritu de Jesús nos puede infundir fuerza para poner en marcha la conversión radical que necesita la Iglesia. ¿Por qué caminos?

Esta renovación de la Iglesia solo puede nacer de la novedad del Evangelio. El Papa quiere que la gente de hoy escuche el mismo mensaje que Jesús proclamaba por los caminos de Galilea, no otro diferente. Hemos de “volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio”. Solo de esta manera, “podremos romper esquemas aburridos en los que pretendemos encerrar a Jesucristo”.

El Papa está pensando en una renovación radical, “que no puede dejar las cosas como están; ya no sirve una simple administración”. Por eso, nos pide “abandonar el cómodo criterio pastoral del siempre se ha hecho así” e insiste una y otra vez: “Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades”.

Francisco busca una Iglesia en la que solo nos preocupe comunicar la Buena Noticia de Jesús al mundo actual. “Más que el temor a no equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: Dadles vosotros de comer”.

El Papa quiere que construyamos “una Iglesia con las puertas abiertas”, pues la alegría del Evangelio es para todos y no se debe excluir a nadie. ¡Qué alegría poder escuchar de sus labios una visión de Iglesia que recupera el Espíritu más genuino de Jesús rompiendo actitudes muy arraigadas durante siglos! “A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadotes. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa del Padre donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”.

José Antonio Pagola
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Contribuye a poner en marcha una nueva etapa evangelizadora. Pásalo.
12 de enero de 2014
Bautismo del Señor (A)
Mateo 3, 13-17

fuente:
http://sanvicentemartirdeabando.org/
http://eclesalia.wordpress.com/
http://feadulta.com/

CALLAR, CERRAR, ABRIR
Escrito por Florentino Ulibarri

Callar las radios, callar los ordenadores, callar los móviles y las teles.
Callar los micrófonos, callar los relojes, callar las máquinas y sus vibraciones.
Callar los ruidos, callar las palabras, callar los gestos y las reuniones..
Cerrar las puertas, cerrar las ventanas, cerrar todas las brechas y entradas.
Callar las huidas, callar las hambres, callar las argucias y los viajes.
Callar los discursos, callar las explicaciones, callar los sueños y las pasiones.
Callar los sentidos, callar los pensamientos, callar las noticias y los argumentos.
Cerrar las puertas, cerrar las ventanas, cerrar las almenas y las murallas.
Callar imágenes, callar inquietudes, callar ideas y tareas.
Callar los recuerdos, callar las tensiones, callar miedos y preocupaciones.
Callar apetencias, callar compromisos, callar urgencias e imprevistos.
Cerrar las puertas, cerrar las ventanas, cerrar los visillos y las persianas.
Callar las dudas, callar las curiosidades, callar las insidiosas necesidades.

Abrir el corazón, abrir las entrañas, abrir nuestro ser y casa.
Y escuchar tu voz de amor que nos hace hijas e hijos y resuena en toda la creación.

Florentino Ulibarri