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Categoría: Noticias

Felicitación Pascual 2011

Madre_General

Queridísimas Hermanas:

Estamos viviendo el momento cumbre de la vida cristiana celebrando la Pascua del Señor, su tránsito de la muerte a la vida, la donación total de su vida por amor a la humanidad. En Jesús la muerte está vencida definitivamente y el amor es fuente inagotable de vida nueva.

Para muchas personas la presencia del sufrimiento en el mundo persiste como un escándalo, una realidad aparentemente irreconciliable con la existencia de un Dios que es Amor.

A veces, esta experiencia es también la nuestra. Cuando encontramos el sufrimiento inocente tenemos dificultad para afrontarlo, comprenderlo e identificar una luz que le dé significado.

Muy a menudo el sufrimiento está presente en nuestra vida personal, comunitaria, en la historia, en la vida de los pueblos. En este momento histórico estamos afectadas por muchos acontecimientos mundiales que son motivo de profundo dolor; calamidades naturales, diversas formas de violencia, guerras, expansión de la pobreza, epidemias.


No podemos cerrar los ojos ante la realidad cada vez más extendida de la inmigración, que ve un gran número de personas buscando desesperadamente y con gran esperanza una vida mejor, más segura, huyendo de su Nación hacia nuevas tierras. Este sufrimiento es más intenso cuando no se encuentran hermanos y hermanas que sean signos concretos del amor de Dios.

Muchas y muchos jóvenes en todo el mundo buscan un sentido a la vida y luchan por encontrar condiciones de existencia que les hagan crecer en humanidad. ¡Cuántas muchachas y mujeres jóvenes son explotadas y no consideradas en su dignidad!

Sí, Jesús continúa sufriendo y muriendo hoy en nuestra humanidad. Con él son crucificados muchos seres humanos de los que sólo Él conoce el nombre. Estamos llamadas a dejarnos conmover por estas situaciones, de las que tenemos conocimiento, con el mismo corazón de Jesús y a no quedarnos como simples espectadoras frías, desasidas, indiferentes.

¿Cómo vivimos la Pasión de Jesús en nuestra vida? ¿Cómo participamos en la salvación del mundo siguiendo la llamada de Jesús a ser testimonios de esperanza y, por eso, de fe profunda?

En el misterio pascual descubrimos la luz que sostiene nuestro camino que es siempre de subida hacia Jerusalén o ¿somos tentadas de quedarnos a nivel humano, lamentándonos por lo que sucede?

Celebrar la solemnidad de la Pascua es elegir nuevamente pasar de la muerte a la vida, dejarnos convertir al amor, comprometernos para custodiar y acompañar el crecimiento de cada brote de vida nueva que sabemos reconocer: “Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?“ (Is 43, 19).

Mi deseo de una santa Pascua, es invitación a cada una de vosotras y a cada comunidad a reflexionar ¿cómo y dónde encontramos a Jesús muerto y resucitado? ¿Qué signos de resurrección descubrimos en lo cotidiano y qué esperanza podemos compartir?

Jesús desea la paz para su pueblo. Hoy el mundo necesita la paz que cada vez está más amenazada. Celebrar la Resurrección de Jesús es una ocasión para poner gestos de paz, para elegir palabras constructivas, para expresar la solidaridad, para sentirse enviadas a anunciar esta buena noticia. ¡Jesús ha resucitado!

En Pascua ¡tendríamos que despertarnos distintas! Nuestra alegría ha de empujarnos fuera de nosotras mismas para comunicarla y contagiarla. Todo el Instituto sea un canto armonioso y gozoso del Aleluya que se extiende en todo el mundo y llega al corazón de muchos jóvenes que se unirán para cantar con nosotras el gozo de la victoria de la vida sobre la muerte.

María, la mujer de la Pascua se alegra con nosotras y nos sostiene para que nuestro canto del Aleluya sea la expresión auténtica de nuestra alegría.

En esta solemnidad tengo un recuerdo especial para vosotras hermanas ancianas y enfermas. Vuestra oración y la oferta cotidiana son el gran don para todo el Instituto, para la Iglesia, para los jóvenes. Estáis viviendo una misión valiosa que os hace agradables a Dios y sois abrazadas por el amor ternísimo de María. ¡Feliz Pascua! a todas vosotras, queridas hermanas, a vuestros familiares, a las comunidades educativas, a los grupos de la Familia Salesiana y, en particular, a nuestros Hermanos Salesianos.

Agradezco de corazón todas las felicitaciones que me habéis enviado con gran afecto. Sentíos correspondidas con la oración incesante.

 

Más información: http://www.cgfmanet.org/VideoPrimoPiano/ADSL/Pasqua2011.wmv