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Categoría: Noticias
aniofe1monitor“Con el corazón se cree y con los labios se profesa” (Rm 10,10)

“La puerta de la fe” (Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia está siempre abierta para nosotros” (Porta Fidei, no. 1), con estas palabras el Papa Benedicto XVI convocó el Año de la Fe que empezó el 11 de octubre de 2012 y terminará en la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013.

Conciente de la “profunda crisis de fe que afecta a muchas personas” (ibid., no. 2), el Santo Padre nos exhorta: “No podemos dejar que: la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él…” (ibid., no. 3). A continuación recomiendo diez películas que de algún modo abordan el tema de la fe y sus preámbulos, como dice el Papa: “no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico “preámbulo” de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios” (ibid., no. 10).

1) Chocolate (Chocolat) de Lasse Hallström, Reino Unido, 2000.

La película nos remonta hasta el año 1959 -año en que el Papa Juan XXIII sueña y anuncia la celebración de un Concilio-, donde en un plano de vuelo somos llevados hasta una aldea gris y fría de la campiña francesa. En la iglesia del pueblo, a puertas cerradas, el sacerdote anuncia el comienzo de la cuaresma y exhorta al ayuno y a la penitencia. Desde el púlpito el sacerdote pregunta y se pregunta: “¿Dónde encontraremos la verdad? ¿Dónde se empieza a buscarla?”. Antes de terminar su sermón… un fuerte viento abre las puertas e irrumpe en toda la Iglesia. En este tiempo de cuaresma una mujer y su hija llegan al pueblo y abren una chocolatería. Comer o no comer, salir o encerrarse, acoger o rechazar son los dilemas a los que se enfrentarán los protagonistas de esta historia.

2) Tocando el viento (Brassed off) de Mark Herman, Reino Unido, 1997.

Durante el gobierno neoliberal de Margaret Tatcher (1979-1990), una ola de cierres de minas de carbón recorre el norte de Inglaterra. Con frescura, humor y conmovedoras escenas Tocando el viento nos cuenta lo que vive el pueblo de Grimley ante el inminente cierre de su mina. La banda de música del pueblo es un bastión de identidad local y también está en crisis. Danny (Peter Postlethwaite, excelente), el director de la banda, se mantiene firme ante la adversidad y anima a todo el pueblo. Recuerda que la banda ha sobrevivido a dos guerras mundiales, que saldrán adelante… En medio de la crisis, de un drama familiar, del descontento social, Danny no deja de creer y motiva a todos a no dejar de tocar.

3) Los coristas (Les choristes) de Christophe Barratier, Francia-Suiza, 2004.

Los coristas es una película que llega al corazón, que conmueve, que eleva el espíritu… un canto a la fe, al amor y a la esperanza. Clémet Mathieu es un músico que llega como prefecto de disciplina a una escuela correccional: “El fondo del Estanque”. A quien primero se encuentra es a un niño que espera en la puerta: Pepinot. Con preocupación el recién llegado le pregunta que hace ahí. El le contesta que espera el sábado pues ese día vendrá su padre a buscarlo. Pepinot no es el único niño que espera ser rescatado o salvado de su encierro. Cada niño tiene su historia, sus sueños y anhelos… que Mathieu alimentará a través del canto. Con una buena edición y ritmo vemos cómo el protagonista se va conviertiendo poco a poco en un padre para ellos, en alguien en quien pueden confiar.

4) Argo (Argo) de Ben Affleck, E.U., 2012.

En el momento más conflictivo de la revolución iraní (1979), seis estadounidenses quedan atrapados en la embajada canadiense. Argo nos cuenta –con buen ritmo, suspenso y humor- cómo fue el rescate. Tony Méndez (Ben Affleck), agente de la CIA, ha ideado un plan que consiste en hacer pasar a estos compatriotas como parte de un equipo de filmación y así poder abandonar el país. En un principio todo parece una locura, algo imposible… pero poco a poco los seis se involucran, creen y trabajan en el plan. La película trata el tema de la fe, de la confianza, del trabajo en equipo. Argo es un thriller narrado con inteligencia y credibilidad que nos hace pensar en cómo el cine puede ser una puerta de salvación.

5) Así en la Tierra como en el cielo (As It Is in Haven) de Kay Pollack, Suecia, 2004.

Daniel Daréus es un reconocido director de orquesta que, después de sufrir un infarto en un concierto, decide hacer un alto en su agitada vida. Cancela todos sus compromisos de agenda y se retira a su pueblo natal para descansar y escuchar su corazón. Alejado del bullicio de la ciudad, de giras por todo el mundo, del glamour al que estaba acostumbrado, va recuperando su vida, su historia, su vocación: “Desde niño soñaba crear música que le abriera el corazón a la gente”, confiesa en un momento. Poco a poco Daniel recupera la fe, encuentra el amor y se entrega a los demás. En esta bella historia de superación podemos constatar lo que dice el Papa Benedicto XVI: “La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo” (Porta Fidei, no. 7).

6) Up, una aventura de altura (Up) de Pete Docter y Bob Peterson, E.U., 2009.

Up, una aventura es una historia de fe y grandes retos. El protagonista es un adulto mayor –Karl Fredicksen- que vive solo, lleno de achaques y, casi al final de su vida, con muchos sueños sin cumplir. El Sr. Fredicksen ha sido desde niño un admirador del investigador Charles Muntz y, como él, siempre ha querido viajar, descubrir nuevos lugares, explorar. Sueños que también compartió con Ellie –su amiga de la infancia y después esposa-, quien le hizo prometer que él la llevaría a Cataratas del Paraíso: “un lugar perdido en el tiempo”. Up, una aventura de altura nos recuerda que nunca es tarde para volver a creer y alcanzar los sueños, para lanzarse a la aventura y conducir a lo alto, para vivir la vida de manera más plena.

7) Tierra de sueños (In America) de Jim Sheridan, E.U.-Irlanda-Gran Bretaña, 2003.

Jim Sheridan nos cuenta la historia de una familia de inmigrantes irlandeses que viajan a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida. Guiados por Cristy (la hija menor, aficionada al video), participamos de este viaje de la frontera con Canadá hasta la iluminada ciudad de Nueva York. Desde el comienzo, en la línea fronteriza, percibimos el dolor que embarga a esta familia: el padre, sin trabajo y casi sin dinero; la madre, con depresión; Cristy, ausente y sin pronunciar palabra; Ariel, simpática niña de unos cinco años, apenas y se da cuenta de la situación. Por si fuera poco, sabemos que esta familia vive el duelo por la muerte del pequeño Frankie, el hijo menor. Con todo, es una familia que está en camino, que sueña, que se esfuerza por pasar al otro lado, que no deja de creer.

8) En el gran silencio (Die Grosse Stille) de Philip Gröning, Alemania-Francia-Suiza, 2005.

En 1984 el director alemán Phillip Gröning pidió permiso a la Orden de los Cartujos para rodar una película en el interior de uno de sus monasterios. Le dijeron que era demasiado pronto. Quizás más adelante. Dieciséis años después recibió una llamada. Había llegado la hora… En el gran silencio Gröning nos adentra con su cámara -sin equipo de iluminación, sin entrevistas, sin comentarios- en la vida cotidiana de un monasterio enclavado en los Alpes franceses. Con respeto y reverencia, la cámara se coloca en un sitio y desde un rincón -como quien no quiere perturbar o distraer- somos testigos de lo que pasa día tras día dentro de la Gran Cartuja: una vida de oración, de estudio, de trabajo en el campo… una vida de fe en un ambiente de profundo y gran silencio.

9) ¿Quién sabe cuánto cuesta hacer un ojal? de Ricardo Larraín, Chile, 2005.

Esta película cuenta la historia de San Alberto Hurtado desde su niñez y juventud hasta su entrada a la Compañía de Jesús. Todo trasnscurre a principios de 1900, cuando el joven Alberto (Iván Alvarez de Araya, en una actuación estupenda y creíble), se pregunta por el sentido de su vida, de su fe como cristiano, de su vocación. En esta búsqueda pronto nos conectamos con él: cuando va al campo, a la universidad o con las costureras; cuando platica con su madre, cuando sale con los amigos, cuando ora y platica con su padre acompañante. ¿Quién sabe cuánto cuesta hacer un ojal? es una película emotiva, que nos cuestiona, que nos invita a juntar la fe con la obras (Cf. St 2, 17-18) o como decía San Alberto a “juntar las manos para rezar”, pero también “ocuparlas en ayudar”.

10) De hombres y de dioses (Des hommes et des dieux) de Xavier Beauvois, Francia, 2010.

Ganadora del Gran Premio del Jurado y el Premio del Jurado Ecuménico del Festival de Cannes de 2010, esta película nos introduce en la vida de unos monjes cistercienses en Argelia durante la guerra civil que azotó el país entre 1991 y 2002. Con un guión basado en hechos reales, con buenas interpretaciones y una fabulosa fotografía, Beauvois nos lleva al corazón de ocho monjes que, después de muchos años de rezar, sembrar la tierra y apoyar al pueblo con algunos proyectos para hacerle frente a la enfermedad y la pobreza, tienen que decidir si abandonan el monasterio ante la crecida violencia o se quedan ahí dando su vida hasta las últimas consecuencias. He aquí un testimonio creíble del amor de unos hombres consagrados.

Que estas historias llevadas a la pantalla nos ayuden a reflexionar sobre el acto de creer y el q2p34_content de nuestra fe… ¿En qué creemos? ¿En quién creemos? Son preguntas que nos interpelan positivamente y conviene atender: en esto se nos va la vida.

Sergio Guzmán, S.J., Animador de la de la Red de Cine y Espiritualidad -Signis ALC (OCLACC)