En tu nombre, Señor…
Muchas gracias hermanas todas, hermanos salesianos… familiares y amigos por la celebración de hoy, Dios nos ha entregado con abundancia su Palabra de vida. Gracias por los augurios, las plegarias, la fuerza y motivación, ofrecidos a mi persona de un tiempo acá.
Como los inquietos y temerosos apóstoles en el amanecer de un día junto al lago, exclamo: “En tu nombre, Señor”, en tu nombre comenzamos el viaje de 2.190 días. En tu nombre, María Auxiliadora, buena madre y compañera de camino. En tu nombre Don Bosco, Madre Mazzarello. En tu nombre querida FMA de la Inpectoría Sagrado Corazón.
Queridas Hermanas: ustedes y yo estamos aquí respondiendo a una llamada de fe; he recibido mucho, me esforzaré para aportar en este servicio, tanto como he recibido.
El camino de la Inspectoría está recorrido por personas sabias, por animadoras y provinciales que corrieron considerables riesgos; hermanas que tuvieron como único referente a Dios, y muy dentro de sus decisiones, la ponderada asesoría de un consejo, de un equipo y de la gran comunidad inspectorial.
Hermanas: También hoy, el presente y el futuro de la provincia escribiremos juntas, con el valiosos talento humano que disponemos. Personalmente, creo en cada FMA, creo en su profundidad de vida, en su fraternidad, en su testimonio y en su acción pastoral. Para ustedes mi respeto, mi fraterno amor; sabré acoger activamente las saludables y oportunas propuestas. Los tiempos que nos toca vivir no son fáciles; miremos hacia dentro y miremos hacia el entorno. Tenemos que amar y vivir intensamente nuestra consagración con todas sus exigencias, si falta alguna actitud nuestro testimonio será pobre, sombrío, sin color.
Todas necesitamos involucrarnos en primera persona, tanto en la comunidad local como en la inspectorial, necesitamos hacer propias las actitudes de Jesús Buen Pastor, porque aquí, como en otras latitudes el carisma tiene la forma, el dinamismo, la talla, la juventud o la vejez de cada FMA.
Madre Yvonne con motivo de los 140 años de la fundación de nuestro Instituto, confirma y amplía, en una de sus circulares esta certeza llena de esperanza: “el carisma tiene en sí una energía que se desarrolla con nuestra corresponsabilidad, en confrontación con los desafíos actuales y produce la fuerza profética, creativa, aún dentro de nuestra fragilidad y pobreza que cada día constatamos personalmente y en nuestras comunidades” y en otro lugar: “el futuro del carisma depende del crecimiento de las personas, de la fuerza de su amor y fidelidad al proyecto de Dios. Cada una somos responsables, aquí y ahora de la vitalidad del Instituto y de la fecundidad vocacional”.
Todas las expectativas y realizaciones tiene a la base acciones, tiempos, esfuerzos y objetivos compartidos, que el “vivir y trabajar juntas en el nombre del Señor” C. 49, se torne una realidad cotidiana, estamos convocadas a apoyarnos y a apoyar, a confiar y a dar con actitud positiva, a extender la mano y a sentir que sí somos “uno de corazón y de alma, de acción y decisión”.
Que Dios, con la fuerza de su PALABRA nos ayude a encontrar soluciones nuevas, para los problemas nuevos, a realizar procesos dinámicos de cambio y crecimiento personal.
Sor Vicenta, mi sincero reconocimiento por tu incondicional entrega, tienes la dicha de expresar: “Misión cumplida”, Dios bendiga tu hoy y tu mañana, tu salud y tu nueva misión. Bendiciones Sor Rosita Molina por tu amplio y constante servicio; muchas gracias Sor Cruz María por tu nuevo sí a disposición de la provincia en este sexenio. Gracias hermanas del Consejo, animadoras de comunidades, y hermanas presentes.
Gracias, Padre Marcelo Farfán, provincial de los SDB, gracias, hermanos salesianos, por la carismática presencia y cercanía de siempre y en especial de hoy.
Mi agradecimiento a docentes y exalumnas, he experimentado, personalmente su alto nivel de compromiso con el quehacer educativo salesiano.
A mi familia, gracias, por el afecto, el apoyo. Gracias por la presencia en esa tarde para orar juntos por aquello que significa un manto sobre mi hombro, por el servicio de animación que ofreceré en estos años.
Y para concluir: Dios de los padres y Señor de la misericordia, danos la sabiduría asistente de tu trono. La sabiduría que conoce lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus mandatos. Mándala desde tu santo cielo para que nos asista en nuestros trabajos y nos guíe prudentemente en nuestras obras.
Porque todo queremos que sea en tu nombre, Señor.
Sor Beatriz Navarro Jácome, fma
INSPECTORA