_21_1_1_632_La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, se celebra en toda la Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo.

“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)


Recursos sobre la Asunción de la Virgen María: http://www.aciprensa.com/Maria/asuncion.htm

La Asunción de María VIDEO:

http://youtu.be/-mbNmypSFxo

 

 

San Juan Bosco

BOSQUIT“Nací el día consagrado a la Asunción de María al cielo del año 1815, en Morialdo, aldea de Castelnuovo de Asti. Mi madre se llamaba Margarita Occhiena, de Capriglio; mi padre, Francisco. Eran campesinos que ganaban honradamente el pan de cada día con el trabajo y el ahorro”. SAN JUAN BOSCO, Memoria del Oratorio.

¡Ya no tienes padre!

Jens J. Joergensen, poeta y novelista danés, escribió en 1929 una célebre biografía de Don Bosco. Suya es la expresión: “En el principio estaba la madre”, que muchos han repetido como síntesis y explicación de la vida de san Juan Bosco. De ella, ciertamente, heredó y adquirió Juanito algunos de los elementos fuertes de su personalidad y espiritualidad: el sentido del deber y del sacrificio, el hábito de la oración, la confianza en Dios, la devoción a María.

No había cumplido aún dos años cuando murió su padre. Fue el primer momento importante en su vida. Quedó impreso para siempre en su memoria. Su madre lo despertó en el corazón de la noche, lo llevó a la habitación débilmente iluminada donde acababa de morir su padre. No olvidará nunca sus palabras: “¡ya no tienes padre!”. Sin llegar a comprender plenamente su sentido, captó muy bien la infinita tristeza de su madre y, viéndola llorar, Juan lloró profusamente.

Es probable que más tarde, su propia experiencia le llevara a comprender tan bien a la juventud abandonada de Turín, los jóvenes sin padres, sin familia, sin casa, que llegaban a la ciudad y deambulaban por calles y plazas. Si el primer elemento que marca la vida de Juan Bosco fue el amor de su madre, este amor sereno y gozoso, constituye también el centro de toda su acción educativa entre los muchachos más pobres y abandonados.

Juan creció huérfano de padre. La madre afrontó todo el peso de llevar adelante la familia y Juanito Bosco pudo experimentar lo que vale entrar en la vida de la mano de una buena madre. Fue mamá Margarita, sin duda, quien más fuertemente incidió en su formidable personalidad. Sus palabras: “no seas irreflexivo”; “Dios te ve”; “¡Cuántas cosas bellas ha hecho el Señor para nosotros!”; “Demos gracias al Señor, ha sido bueno con nosotros, nos ha dado el pan de cada día”; “Quién sabe si un día llegarás a ser sacerdote”, marcaron desde niño toda su vida.

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